El
maestro de escuela.
A finales del año de 1863 el diputado Ignacio M. Altamirano
se dirigía a la ciudad de San Luis Potosí, porque había sido convocado por el
congreso de la diputación permanente.
Después de tantos rodeos llego a un pueblo a alojarse donde
fue visitado por el alcalde del mismo junto con el cura.
Tras varias horas de conversación Ignacio se dio cuenta de
que el cura era una persona déspota, arrogante y manipulador con la gente de su
pueblo.
En el trascurso de su visita conoce al profesor José María
que vivía en condiciones inhumanas y
este le cuenta que no puede ejercer al 100% su profesión porque argumenta que
no es apoyado con los recursos y esto le complica en demasía su labor, también
le comenta que el cura está en contra de que los niños de la localidad aprendan
a leer y escribir ya que él piensa que es una pérdida de tiempo; estas fueron
las razones por las que Altamirano saliera con mucho disgusto de la casa del
cura, además le prometió al profesor hacer lo que estuviera en sus manos, el
profesor estaba conmovido y le dijo que era un patriota exaltado y que a pesar
de sus carencias enfrentaría la lucha de frente también agregó que si la
republica triunfaba el regresaría a lo que más le gusta hacer, y eso era dar
clases.
A fin de cuentas la republica logró la victoria, pero las
condiciones siguieron siendo las mismas, y siempre terminan beneficiadas las
mismas personas es triste pero cierto y como es bien sabido existen maestros
buenos pero también los hay malos.
Increíblemente tras conocer lo que en realidad esconde la
iglesia, algunos todavía piensan que los jesuitas son aptos para dirigir una
escuela cuando todos sabemos que la educación debe ser laica y que ninguna
persona debe sufrir discriminación por sus creencias.
Finalmente la lectura
dice que el profesor debe comprender realmente que su misión es enseñar y no
debe abrazarse a la idea de tener una base religiosa
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